El Laberinto

The gallery door swings open, and four animals emerge: a bison, a raven, a snake, and a panther. The artist has copied these images from an old atlas, and we observe them here, marveling at the realistic skill, the legacy of the naturalist tradition, this exercise in photographic displacement; or whatever you want to call it at this moment. But that's not what this story is about.︎︎︎︎︎︎︎︎Four animals appear:︎︎︎︎︎︎︎︎The panther arrives - black on black, deep graphite of night - wild, with terrifying eyes and sharp teeth, it comes to devour us. And if it devours us, do we become that nothingness that is all that is dark?︎︎︎︎︎︎︎︎From the ground comes the snake - arid gray of long days on the stones - which responds with open jaws, hissing: "In this world, show your fangs if you don't want to be eaten."︎︎︎︎︎︎︎︎The raven comes - unfinished darkness of days before the Earth was Earth - and with its beak like an arrow, it alerts us to the pack. That's how ravens are, in general, they tell the truth: stealing the light, perched on the lintel of the door, fleeing from a wheat field in Van Gogh's last painting.︎︎︎︎︎︎︎︎The three look at a bison - graphite fading to white - but it seems to appear or disappear. Such an enormous and heavy animal, yet it fades away perhaps like a memory of a day at the zoo in childhood, little eyes peering through the bars of the cage to try to get a good look at such a tremendous beast. The great bison is almost not there, it half escapes and the rest of the animals wonder: were we also a dream?︎︎︎︎︎︎︎︎That's what happens with stories, they come like animals when we no longer remember them. They come in an old German atlas, in endless movies, in walks through galleries and museums, in other stories read to a child at the end of the day, in the mouths of rivers flowing into the sea.︎︎︎︎︎︎︎︎The door opens and four animals appear, even when we are no longer children.

Se abre la puerta de la galería y aparecen cuatro animales: un bisonte, un cuervo, una serpiente y una pantera. El artista ha copiado estas imágenes de un viejo atlas y nosotros las observamos aquí, maravillados por la destreza realista, la herencia de la tradición naturalista, este ejercicio de desplazamiento fotográfico; o como sea que quieran llamarlo en este momento. Pero esta historia no va sobre eso.︎︎︎︎︎︎︎︎Aparecen cuatro animales:︎︎︎︎︎︎︎︎Viene la pantera -negro sobre negro, grafito profundo de noche- salvaje, con ojos terribles y dientes afilados, viene a devorarnos. Y si nos devora ¿nos convertimos en esa nada que es todo lo que es oscuro?︎︎︎︎︎︎︎︎Desde el suelo viene la serpiente -gris árido de días largos sobre las piedras- que contesta a fauces abiertas, siseando: “en este mundo muestra tus colmillos si no quieres que te coman”.︎︎︎︎︎︎︎︎Viene el cuervo -oscuridad inacabada de días antes de que la Tierra fuera la Tierra- y con su pico como flecha nos alerta de la jauría. Así son los cuervos, en general dicen la verdad: robándose la luz, parados sobre el dintel de la puerta, huyendo de un campo de trigales en la última pintura de Van Gogh.︎︎︎︎︎︎︎︎Los tres miran a un bisonte -grafito lléndose a blanco-, pero éste parece aparecer o desaparecer. Animal tan enorme y pesado, sin embargo se desdibuja quizá como un recuerdo de un día en el zoológico en la infancia, ojitos asomándose por entre los barrotes de la jaula para intentar ver bien a tan tremenda bestia. El gran bisonte casi no está aquí, medio se escapa y el resto de los animales se preguntan: ¿fuimos también un sueño?︎︎︎︎︎︎︎︎Eso pasa con los cuentos, vienen como animales cuando ya nos nos acordábamos de ellos. Vienen en un viejo atlas en alemán, en películas sin fin, en paseos por galerías y museos, en otros cuentos leídos a un hijo al final del día, en desembocaduras de ríos al mar.︎︎︎︎︎︎︎︎Se abre la puerta y aparecen cuatro animales, incluso cuándo ya no somos niños.

Victoria Martínez